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Ingeniería, literatura de ficción Belle Époque francesa y la Generación de 1880 (página 2)



Partes: 1, 2

Imagen ( 251 ): El Gran
Salón del Capitan Nemo en el Nautilus. Si
comparamos los dos recuadros (en verde), tanto el superior como
el inferior, con las imágenes de la página
siguiente veremos que la Sala Tatiana Zubov de la residencia
Errazurriz Ortúzar presenta un parecido con el recuadro
verde superior; y, la consola de madera tallada y dorada con
mármol presente en la Antecámara Luis XVI de la
residencia Errazurriz presenta un parecido con el recuadro verde
inferior. Relacionarlo con la siguiente imagen.

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Imágenes ( 252 ) y ( 253 ):
Arriba, antigua sala de recibo de Matías Errázuriz
Ortúzar (1866-1953). Las paredes totalmente cubiertas de
cuadros es un testimonio de una manera característica de
la cultura decimonónica respecto de cómo
coleccionar y exhibir las obras de arte hasta el hartazgo
(espíritu coleccionista del Señor Burgués).
Abajo, Consola de madera tallada de origen italiano de 1770,
presente en la Antecámara Luis XVI de la residencia
Errazurriz. Relacionarlo con la imagen anterior.

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Imagen ( 254 ): Habitación
donde el Capitán Nemo en el Nautilus exhibe su
colección de relojes (admiración por las
máquinas). Observamos el detalle (círculo verde) de
la cama de estilo imperio. Relacionarlo con la imagen
siguiente.

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Imagen ( 255 ): Cama en forma de
góndola de la época Primer Imperio (1804-1814). A
la izquierda una mesa de noche de madera y bronce con un reloj de
bronce cincelado arriba. En el cuarto de la residencia
Matías Errázuriz Ortúzar (1866-1953).
Relacionarlo con la imagen anterior.

Pero la pregunta es: ¿Qué o cuál
relación es la existente entre los inventos de
máquinas del Siglo XIX (que se habían iniciado,
como los ferrocarriles, en el Siglo XVIII) con los personajes
exóticos como el multimillonario Aarón Anchorena
(paradigmático Señor burgués de la
Argentina)?

Para responder debemos analizar el concepto de
"espíritu aventurero burgués" (implícito)
del historiador británico, Eric Hobsbawm en su obra
La era del imperio 1875-1914 (1987).

Podemos entender como se teje la siguiente
hipótesis: si comprendemos que el imperialismo
correspondió a la expansión capitalista de los
países ricos y poderosos (desarrollados) en la
búsqueda de materias primas para sus industrias en las
tierras lejanas (colonias formales e informales) que
correspondían a los países menos poderosos
económica y militarmente (subdesarrollados o en
vías de desarrollo), como zonas atrasadas de los
continentes. La explotación del mundo de ultramar era
esencial para tales países capitalistas y así fue
como se impuso en el imaginario social burgués (a partir
de la burguesía de dichos países desarrollados) un
concepto de la búsqueda y exploración de las
tierras lejanas (que los burgueses de la Argentina, como
Aarón Anchorena (1877-1965), copiarían con su
espíritu aventurero), con una penetración en el
mundo natural para extraer sus riquezas (bosques, selvas,
montañas, mares e incluso de los continentes no
occidentales, no modernos, sino pre-modernos y primitivos en
muchos aspectos). Las necesidades económicas impulsaron
los deseos de explorar los rincones más remotos del mundo
porque la civilización necesitaba materias primas que por
razones climáticas o por los azares de la geología
se encontraban exclusiva o muy abundantemente en lugares
exóticos, lejanos y de difícil acceso.

En todo este proceso de expansión
imperialista-capitalista motivada por el espíritu
burgués aventurero, intervendrían los medios de
transportes (por agua los barcos y por tierra los ferrocarriles)
impulsados por la tecnología de la máquina a vapor
de James Watt (perfección del invento de la máquina
de Newcomen). Así que el ingenio de los inventos era un
requisito fundamental asociados a las innovaciones
tecnológicas de los nuevos tiempos que estaban naciendo en
el Siglo XIX, luego del impulso de la Revolución
Industrial inglesa de 1790-1830 aproximadamente. Efectivamente,
los medios de comunicación por tierra (locomotoras a
vapor) y por agua (barcos a vapor) fue el impulsor del
imperialismo económico.

Hobsbawm sostiene que la red de comunicaciones
intensificó la mezcla de los mundos occidental y
exótico, esto explica la aparición de las
máquinas e inventos tecnológicos que Julio Verne
desarrolló en sus novelas sobre viajes extraordinarios a
lugares exóticos.

Adicionalmente Hobsbawm dice que: "Eran pocos los
que conocían ambos mundos y se veían reflejados en
ellos, aunque en la era imperialista su número se vio
incrementado por aquellos escritores que deliberadamente
decidieron convertirse en intermediarios entre ambos mundos:
escritores o intelectuales que eran, por vocación y por
profesión, marinos (…), soldados (…) y
administradores (…) o periodistas coloniales (…).
Pero lo exótico se integró cada vez más en
la educación cotidiana. Eso ocurrió, por ejemplo,
en las celebérrimas novelas juveniles de Karl May
(1842-1912), cuyo héroe imaginario alemán
recorría el salvaje Oeste y el Oriente islámico,
con incursiones en el África latina; en las novelas de
misterio, que incluían entre los villanos a orientales
poderosos e inescrutables como el doctor Fu Manchú, de Sax
Rohmer; en las historias de las revistas escolares para los
niños británicos, que incluían ahora a un
rico hindú que hablaba el barroco inglés babu
según el estereotipo esperado. El exotismo podía
llegar a ser incluso una parte ocasional pero esperada de la
experiencia cotidiana, (…). Esas muestras de mundos
extraños no eran de carácter documental, fuera cual
fuere su intención. Eran ideológicas, por lo
general reforzando el sentido de superioridad de lo
«civilizado» sobre lo «primitivo»"

[13]

Llegada esta instancia, estamos en condiciones de hacer
la iguiente pregunta: ¿Qué relación podemos
establecer entre Aarón Anchorena (el paradigmático
Señor burgués de la Argentina) y los personajes de
la obras de literatura de ficción de Julio
Verne?

La respuesta es que los Señores Burgueses (como
Aarón Anchorena), como buenos hombres de mundo
(cosmopolitas-capitalistas), eran la fiel expresión
viviente de los personajes de las mejores novelas de aventuras de
Verne; cuyos viajes extraordinarios a lo exótico (lo
«primitivo»), en la vida real, imitarían a los
viajes fantásticos de la ficción (novelas).
Sometiéndose a la dureza de los medios de transportes (por
aire, tierra y agua), soportando todo tipo de duras pruebas, como
si del personaje principal de la novela Miguel
Strogoff
(1876) se tratara (quien se vio obligado a
cruzar Sibera en invierno, y toda nevada); o como si fuera el
joven aventurero en busca de emociones llamado Godfrey en la
novela Escuela de Robinsones (1882).

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Imágenes ( 256 ) y ( 257 ):
A la izquierda un grabado de la edición de Miguel
Strogoff
(1876). A la derecha portada de la novela
Escuela de Robinsones (1882), que fue una parodia
de la exitosa novela Robinson Crusoe
(1719).

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Imagen ( 258 ): El Señor
burgués: Aarón Anchorena (1877-1965), en un
campamento de caza; como si fuera el joven aventurero en busca de
emociones llamado Godfrey en la novela de Julio Verne:
Escuela de Robinsones (1882).

Aarón Anchorena, fue una persona de
acción, amante de los deportes (golf, náutica,
automovilismo) y apasionado de la aviación.

Dice Napoleón Baccino de Ponce León en
Aarón Anchorena. Una vida privilegiada que
Aarón Anchorena poseía un agenda intensa con:
"Una lista de sus compañeros de aventuras
–cacerías en África, en la Liberia o en
Bengala; viajes en los primeros globos aerostáticos en
compañía de Santos Dumont o de Jorge Newbery,
yachting y auténticas regatas transatlánticas;
competencias automovilísticas, turf, excursiones de pesca,
viajes a países exóticos; expediciones no exentas
de riesgos ni de dificultades,(…)"
[14]

Efectivamente, Aarón Anchorena representaba a la
perfección ese "espíritu del Señor
Burgués aventurero", hombre de mundo (un filántropo
cosmopolita capitalista), de hombre libre gracias a la
tecnología disponible en la época
(aeronáutica, náutica, automovilística);
metáfora viviente, como si de un personaje de las novelas
de aventura de Julio Verne se tratara.

Fueron famosas las travesías por mar y
excursiones –safaris- de Aarón Anchorena en
África, para practicar la caza.

Podemos establecer que la literatura de Verne
anticipó y describió el tipo de comportamiento
social de la burguesía en varios aspectos; pero lo que nos
interesa centralmente es que –si establecemos la
analogía hermenéutica– esto también
definió el comportamiento en sus vida privadas (nueva
hipótesis): por la cual tener objetos raros,
difíciles y costosos en el living del hogar fue el
equivalente de cazar animales salvajes. Así los objetos
(incluidos los muebles y obras de arte) como si fueran valiosas
presas (que de hecho eran costosas, raras y difíciles de
adquirir), vinieron a ocupar simbólicamente el lugar de
las presas de caza [animales]. Dado que el común de la
gente (proletariado) no podía disponer de dinero para
gastos ociosos en viajes de caza, tampoco podía disponer
de dinero para cazar [comprar] objetos de arte y
muebles.

Así definimos al burgués,
cosmopolita-capitalista, como un filántropo
«cazador» de estilos artísticos, muebles,
obras de arte y otros objetos exóticos; donde el Arte era
un presa más de su comportamiento explorador (embebido
dentro del impulso económico que el imperialismo
tenía sobre las "tierras lejanas", donde para las
economías capitalistas en expansión como la del
Imperior Británico –por ejemplo- había mucha
materia prima: Africa, Sudamérica, etc.)

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Imagen ( 259 ): Aarón
Anchorena (1877-1965), representante de la alta burguesía,
supo reunir riqueza, buen gusto y exitosas empresas. Fue el
típico filántropo cosmopolita-capitalista (hombre
de mundo) aventurero, emprendedor de arriesgadas travesía
llenas de acción y aventuras, para un millonario que supo
explorar nuevas emociones que no conocían de
límites).

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Imagen ( 260 ): Aarón
Anchorena junto con Jorge Newbery el primer cruce aéreo
del Río de la Plata a bordo de su globo aerostático
"Pampero" (globo aerostático traído de Francia).
Anchorena, mas experimentado ya había ascendido 11 veces
en París. Comparar esta foto con la imagen
siguiente.

En 1907, Aarón Anchorena,
trotamundos infatigable, trajo de Francia un globo al que
bautizó "Pampero". En compañía del
conocido deportista Jorge Newbery planearon un vuelo inaugural
para el globo. Programado para el 24, el vuelo comenzó
recién a las once del 25 de diciembre de 1907, por la
lentitud del llenado del gas. En su primer vuelo el "Pampero" se
elevó y pronto se desplazó hacia el Río de
la Plata, internándose en el mismo. Mas tarde
aterrizaría en Conchillas, Uruguay, realizando el primer
cruce aéreo del Río de la Plata. Numerosos vuelos
se sucedieron exitosamente. El histórico vuelo, aventura
pionera de la aeronáutica Argentina, unió la
Sociedad Sportiva Argentina (actual Campo Argentino de Polo en
Palermo) y la Estancia de Tomás Bell a unas 7 leguas de la
costa en Conchillas, Uruguay. Aarón participó de la
fundación del Aero Club Argentino, en 1908.

Aarón Anchorena con Jorge Newbery realizando el
primer cruce aéreo del Río de la Plata a bordo de
su globo aerostático "Pampero" se parecen a los
personajes: Phileas Fogg y su ayudante Jean Passpartout (pass par
tout, quiere decir "Sirve" "Para" "Todo"; efectivamente
Aarón pareciera servir para todo tipo de aventuras y
riesgos asociados a los medios de transportes del Siglo XIX).
Como si su vida estuviera calcada de la novela de Julio Verne
La vuelta al mundo en 80 días
(1872).

Si Aarón Anchorena es el personaje Jean
Passpartout en la novela de Verne, Jorge Newbery entonces es
Phileas Fogg.

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Imagen ( 261 ): Portada de la
novela de Julio Verne La vuelta al mundo en 80
días
(1872). Comparar esta ilustración con
la foto de la imagen anterior.

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Imágenes ( 262 ) y ( 263 ):
En la novela de Julio Verne Dueño del
Mundo
(1904), el personaje es el ingeniero
estadounidense Robur, el mismo de la novela Robur, el
conquistador
(1886) donde se muestran los avances de los
aeróstatos y se anticiparía el helicóptero.
Recordemos que Aarón Anchorena había adquirido su
globo aerostático "Pampero" en Francia. Los Hermanos
Montgolfier fueron los franceses que habían inventado el
globo aerostático.

En las novelas de Julio Verne aparecen los ingenieros
como Robur, en la novela Dueno del Mundo (1904),
Ciro Smith en la obra La isla misteriosa (1875) y
Banks en la La casa de vapor (1880). Esta claro
este "espíritu de la ingeniería" (y de la
importancia de los personajes de las novelas: los ingenieros),
como un "espíritu transformador de la sociedad"
(espíritu = fuerza). Así entendemos al
"espíritu" como sinónimo de "fuerza", fuerza
transformadora (para bien o para mal) de la sociedad.

Citemos algunas obras de Verne donde uno de los
personajes centrales es un ingeniero.

La isla misteriosa (1875): aparece el
ingeniero Ciro Smith.

La casa de vapor (1880): obra del
ingeniero Banks.

Dueño del Mundo (1904): el
personaje es el ingeniero estadounidense Robur.

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Imagen ( 264 ): En la novela
Dueño del Mundo (1904), el personaje es el
ingeniero estadounidense Robur que utiliza los avances de los
aeróstatos.

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Imágenes ( 265 ) y ( 266 ):
El concepto de los aeróstatos se repiten en la otra novela
de Julio Verne La isla misteriosa (1875). Donde
aparece el personaje: Ingeniero Ciro Smith. El libro forma parte
de una trilogía que además componen Veinte
mil leguas de viaje submarino
(1870) y Los hijos
del capitán Grant
(1868). Tal como el propio
Verne aclaraba a su editor, esta sería "una novela que
tratase sobre química": partiendo prácticamente de
cero los protagonistas consiguen fabricar incluso ácido
sulfúrico, uno de los productos químicos más
avanzados de la época.

Sobre otros adelantos tecnológicos de la
época, no existe la certeza absoluta, pero se puede
admitir con bastante fundamento que fue don Dalmiro Varela
Castex quien, en 1892, importó el primer
automóvil a Buenos Aires: un Benz con
propulsión a calderas y asiento para dos
personas.

Marcelo Torcuato de Alvear era un verdadero
fanático del automovilismo. En 1898 había
importado su primer vehículo y en 1901, al volante de
un Locomobile a vapor, venció
al Panhar de Aarón
Anchorena en una carrera efectuada en la pista
del Hipódromo Argentino.

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Imagen ( 267 ): El automovilismo
fue otra ocupación de Aarón Anchorena (1877-1965).
Locomobile a vapor. Que nos hace pensar en la novela de Julio
Verne La casa de vapor (1880).

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Imágenes ( 268 ) y ( 269 ):
La novela de Julio Verne La casa de vapor (1880),
obra del ingeniero Banks. Podemos establecer una relación
(de analogía) entre la chimenea de La casa de
vapor
con la chimenea principal de la locomotora a
vapor, de épocas de la Revolución Industrial
inglesa (ver imagen siguiente).

Habíamos dicho que la
Revolución industrial no hubiese podido prosperar sin el
concurso y el desarrollo de los transportes, que llevarán
las mercancías producidas en la fábrica hasta los
mercados donde se consumían. Si bien la locomotora a vapor
era consecuencia de la máquina a vapor de Watt, Julio
Verne retoma este espíritu de las máquinas
tecnológicas, de la ingeniería y de los
contínuos personajes de sus obras: los
ingenieros.

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Imagen ( 270 ): Podemos establecer
una relación (de analogía) entre la chimenea
principal de esta locomotora a vapor, de épocas de la
Revolución Industrial inglesa, con la trompa a vapor de la
casa-elefante a vapor de la novela de Julio Verne La casa
de vapor
(1880), obra del ingeniero Banks (ver imagen
anterior).

Otras de las pasiones de Aarón, a parte de la
aeronáutica y el automovilismo fue la naútica. Como
se cita en la Revista Caras y Caretas del 9 de
enero de 1909: "El señor Aarón Anchorena ha
reunido a bordo de su yacht «Pampa» un grupo de
distinguidos caballeros, con quienes realiza un viaje por las
costas de Inglaterra. El «Pampa» es un barco de 250
toneladas, 120 pies de largo, 24 de ancho y 12 de calado, dotado
de una maquina auxiliar, un motor Dan de 100 caballos, que puede
imprimirle una velocidad de 7 millas por hora, sin contar con el
velamen. La tripulación del «Pampa» suma 22
hombres…"

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Imagen ( 271 ): Aaron Anchorena y
Alfredo Olmos a bordo del «Pampa», el magnifico yacht
de Aaron navegando a principios de 1909 por las costas de
Inglaterra.

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Imagen ( 272 ): El
«Pampa» de Aarón Anchorena navegando las
costas de Inglaterra, como si fuera -el personaje de Julio Verne-
el Capitán Hatteras en su barco Avante en la
novela Las aventuras del capitán Haterras
(1866), un barco de vela y a vapor.

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Imagen ( 273 ): En la novela
Los hijos del capitán Grant (1868), una
telemaquia donde se observan embarcaciones a velas.

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Imagen ( 274 ): La
embarcación Great Eastern en la novela de Julio
Verne Una ciudad flotante (1871). Extremadamente
parecido al Titanic, embarcación a vapor que se
hundió en 1912 (ver imagen siguiente).

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Imagen ( 275 ): El Titanic,
embarcación a vapor que se hundió en 1912, imita a
la embarcación Great Eastern en la novela
Una ciudad flotante (1871) de Julio Verne (ver
imagen anterior).

No solo en la embarcación Great Eastern
en la novela Una ciudad flotante (1871) de Julio
Verne, se redactan las peripecia en el mar; también en la
novela Mistress Branican (1891), se redactan las
historias de una trágica travesía marina, con
embarcaciones a velas.

La importancia de este medio de transporte por agua
aparece en la novela de Julio Verne La vuelta al mundo en
80 días
(1872), para lo cual es interesante
pensar en la importancia que tenían los medios de
navegación dentro de la economía imperialista. En
efecto, tanto trenes (por tierra) como barcos (por mar) a vapor
fueron centrales dentro de la expansión de la
economía imperialista, para transportar grandes
contingentes de personas (mano de obra trabajadora =
proletariado) tal como sucedió con las inmigraciones
masivas de 1880 en Argentina; como transportar mercancías
[productos] de la industria.

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Imagen ( 276 ): La importancia de
este medio de transporte por agua aparece en la novela de Julio
Verne La vuelta al mundo en 80 días
(1872).

De las novelas de Julio Verne, 33 han sido llevadas al
cine, dando lugar a un total de 95 películas, sin contar
las series de televisión. La obra más veces
adaptada ha sido Miguel Strogoff (16 veces), seguida de
Veinte mil leguas de viaje submarino (9 veces) y
Viaje al centro de la Tierra (6 veces)
[15]También recibió otros honores
sociales importantes y de gran reconocimiento público y
social [16]

En resumidas cuentas:

Como el "espíritu de la ingeniería" de la
Belle Époque francesa era llegar a lugares antes
inalcanzados, cada vez más altos (como la Torre Eiffel),
cada vez más lejos con las distancia entre lado y lado en
cada puente (como el Viaducto del Garabit) o hacer obras cada vez
mas grandes (como el Crystal Palace); logrando en cada nueva
oportunidad una nueva hazaña, una nueva proeza de la
tecnología. En cada oportunidad había un nuevo
desafío que vencer: llegar a una nueva tierra lejana (los
polos o una isla en medio del mar), o a una zona no explorada (el
fondo de los océanos) o a otro lugar fuera de esta tierra
(la luna). Dicho "espíritu de la ingeniería de la
época" Belle Époque francesa, que
aparecerá claramente en las aventuras de literatura
científica de Julio Verne, mostrarán la importancia
que la ciencia, las máquinas y los personajes como los
ingenierios (Ciro Smith, Banks o Robur) tenían en la
visión (burguesa) del futuro de la humanidad.

De aquí la importancia que los personajes de las
novelas –como los ingenieros- cobrarán, dado que
significaron una fuerza transformadora de la sociedad (con su
ciencia aplicada al desarrollo tecnológico). Fuerza
transformadora de la sociedad que se entendía «para
bién», para el progreso de la humanidad; a pesar de
que la 1° Guerra Mundial marcara su fin y que las ciencias
básicas aplicadas a la fabricación de armamento
definiera a esta fuerza transformadora como algo utilizado
«para mal» de la humanidad -en la visión de lo
que Eric Hobsbawm llama como la "Era de las catástrofes"
en Historia del siglo XX (1998)-.

Por otro lado, la Belle Époque Argentina
1860-1936
, retoma ese mismo "espíritu de la
época de la Belle Époque francesa (y su
capacidad para transformar hábitos, costumbres y la
cultura de bastas capas de la sociedad); de aquí no solo
explicamos el correlato entre las iconografías
(ilustraciones de las novelas de ficción de Verne y las
fotos de la decoración de interiores de las residencias
privadas en la Argentina. Dado que los modos de aclimatar
[ambientar] los espacios interiores de las residencias burguesas
en Argentina, fueron directamente proporcionales, al imaginario
social que ya estaba instalado en la literatura –novelas de
ficción de Julio Verne- de la Belle Époque
francesa
.

Así, del mismo modo como el Capitán Nemo
era un hombre muy instruido y aventurero (una
representación del espíritu de la cultura
ilustrada, heredada de la Ilustración); los burgueses,
sean franceses o argentinos, unidos por los mismos lazos de la
economía imperialista en expansión: representaban
muy bien ese "espíritu aventurero Belle Époque
–francés o argentino-
del Señor
Burgués". Que en el caso de Aarón Anchorena
(1877-1965) quedó representado a la perfección,
como hombre de mundo (filántropo cosmopolita capitalista),
de hombre libre gracias a la tecnología disponible en la
época (aeronáutica, náutica,
automovilística); metáfora viviente, como si de un
personaje de las novelas de aventura de Julio Verne se tratara.
Como si Aarón Anchorena fuera el personaje Jean
Passpartout en la novela de Verne La vuelta al mundo en 80
días
(1872).

Del mismo modo, como si Aarón Anchorena fuera el
joven aventurero en busca de emociones llamado Godfrey en la
novela de Julio Verne: Escuela de Robinsones
(1882), cazador infatigable. Una manera característica de
la cultura decimonónica respecto de cómo
coleccionar [cazar] y exhibir las obras de arte hasta el hartazgo
(espíritu coleccionista del Señor Burgués),
quedó expresado gracias a los viajes exóticos (en
una combinación de búsqueda de materia prima en
otros continentes, para la economía imperialista en
expansión tal como lo aclara Eric Hobsbawm en La
era del imperio 1875-1914
(1987), junto a la
diversión en tierras lejanas: caza en
África).

Como un filántropo «cazador» de
estilos artísticos, muebles, obras de arte y otros objetos
exóticos; donde el Arte era un presa más de su
comportamiento explorador. Así los objetos (incluidos los
muebles y obras de arte) como si fueran valiosas presas (que de
hecho eran costosas, raras y difíciles de adquirir),
vinieron a ocupar simbólicamente el lugar de las presas de
caza [animales]. Dado que el común de la gente
(proletariado) no podía disponer de dinero para gastos
ociosos en viajes de caza, tampoco podía disponer de
dinero para cazar [comprar] objetos de arte y muebles.

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Autor:

Ibar FedericoAnderson

 

[1] La Revolución industrial fue un
periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del
siglo XVIII y principios del XIX, en el que Gran Bretaña
en primer lugar, y el resto de Europa continental
después, sufren el mayor conjunto de transformaciones
socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la
historia de la humanidad, desde el neolítico. La
economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por
otra dominada por la industria y la manufactura. La
Revolución comenzó con la mecanización de
las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del
hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la
mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el
nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones
tecnológicas más importantes fueron la
máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una
potente máquina relacionada con la industria textil.
Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos
en la capacidad de producción. La producción y
desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras
décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en
otras industrias e incrementó también su
producción. Así es que en la Revolución
industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye
el tiempo en el que estos se realizan, dando paso a la
producción en serie, ya que se simplifican tareas
complejas en varias operaciones simples que pueda realizar
cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra
cualificada, y de este modo bajar costos en producción y
elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo
fijo. La existencia de controles fronterizos más
intensos evitaron la propagación de enfermedades y
disminuyó la propagación de epidemias como las
ocurridas en tiempos anteriores. La revolución
agrícola británica hizo además más
eficiente la producción de alimentos con una menor
aportación del factor trabajo, alentando a la
población que no podía encontrar trabajos
agrícolas a buscar empleos relacionados con la industria
y, por ende, originando un movimiento migratorio desde el campo
a las ciudades así como un nuevo desarrollo en las
fábricas. La expansión colonial del siglo XVII
acompañada del desarrollo del comercio internacional, la
creación de mercados financieros y la acumulación
de capital son considerados factores influyentes, como
también lo fue la revolución científica
del siglo XVII. Se puede decir que se produjo en Inglaterra por
su desarrollo económico. La presencia de un mayor
mercado doméstico debería también ser
considerada como un catalizador de la Revolución
industrial, explicando particularmente por qué
ocurrió en el Reino Unido. La invención de la
máquina de vapor fue una de las más importantes
innovaciones de la Revolución industrial. Hizo posible
mejoramientos en el trabajo del metal basado en el uso de coque
en vez de carbón vegetal. En el siglo XVIII la industria
textil aprovechó el poder del agua para el
funcionamiento de algunas máquinas. Estas industrias se
convirtieron en el modelo de organización del trabajo
humano en las fábricas. Además de la
innovación de la maquinaria, la cadena de montaje
(fordismo) contribuyó mucho en la eficiencia de las
fábricas. Revolución agrícola: aumento
progresivo de la producción gracias a la
inversión de los propietarios en nuevas técnicas
y sistemas de cultivo, además de la mejora del uso de
fertilizantes. El desarrollo del capital comercial: Las
máquinas se aplicaron a los transportes y a la
comunicación iniciando una enorme transformación.
Ahora las relaciones entre patronos y trabajadores son
únicamente laborales y con el fin de obtener beneficios.
Cambios demográfico-sociales: la modernización de
la agricultura permitió un crecimiento
demográfico debido a la mejora de la
alimentación. También hubo adelantos en la
medicina y en la higiene, de ahí que creciera la
población. También hubo una migración del
campo a la ciudad porque la ocupación en labores
agrícolas disminuyó mientras crecía la
demanda de trabajo en las ciudades. Esta primera
revolución se caracterizó por un cambio en los
instrumentos de trabajo de tipo artesanal por la máquina
de vapor, movida por la energía del carbón. La
máquina exige individuos más cualificados,
produce una reducción en el número de personas
empleadas, arrojando de manera incesante masas de obreros de un
ramo de la producción a otra. Especialmente del campo a
la ciudad. Sin embargo, y a pesar de todos los factores
anteriores, la Revolución industrial no hubiese podido
prosperar sin el concurso y el desarrollo de los transportes,
que llevarán las mercancías producidas en la
fábrica hasta los mercados donde se consumían.
Estos nuevos transportes se hacen necesarios no sólo en
el comercio interior, sino también en el comercio
internacional, ya que en esta época se crean los grandes
mercados nacionales e internacionales. El comercio
internacional se liberaliza, sobre todo tras el Tratado de
Utrecht (1713) que liberaliza las relaciones comerciales de
Inglaterra, y otros países europeos, con la
América española. Se termina con las
compañías privilegiadas y con el proteccionismo
económico; y se aboga por una política
imperialista y la eliminación de los privilegios
gremiales. Además, se desamortizan las tierras
eclesiásticas, señoriales y comunales, para poner
en el mercado nuevas tierras y crear un nuevo concepto de
propiedad. La Revolución industrial generó
también un ensanchamiento de los mercados extranjeros y
una nueva división internacional del trabajo (DIT). Los
nuevos mercados se conquistaron mediante el abaratamiento de
los productos hechos con la máquina, por los nuevos
sistemas de transporte y la apertura de vías de
comunicación, así como también, mediante
una política expansionista. El Reino Unido fue el
primero que llevó a cabo toda una serie de
transformaciones que la colocaron a la cabeza de todos los
países del mundo. Los cambios en la agricultura, en la
población, en los transportes, en la tecnología y
en las industrias, favorecieron un desarrollo industrial. La
industria textil algodonera fue el sector líder de la
industrialización y la base de la acumulación de
capital que abrirá paso, en una segunda fase, a la
siderurgia y al ferrocarril. A mediados del siglo XVIII, la
industria británica tenía sólidas bases y
con una doble expansión: las industrias de bienes de
producción y de bienes de consumo. Incluso se
estimuló el crecimiento de la minería del
carbón y de la siderurgia con la construcción del
ferrocarril. Así, en Gran Bretaña se
desarrolló de pleno el capitalismo industrial, lo que
explica su supremacía industrial hasta 1870
aproximadamente, como también financiera y comercial
desde mediados de siglo XVIII hasta la Primera Guerra Mundial
(1914). En el resto de Europa y en otras regiones como
América del Norte o Japón, la
industrialización fue muy posterior y siguió
pautas diferentes a la británica. Unos países
tuvieron la industrialización entre 1850 y 1914:
Francia, Alemania y Bélgica. En 1850 apenas existe la
fábrica moderna en Europa continental, sólo en
Bélgica hay un proceso de revolución seguido al
del Reino Unido. En la segunda mitad del siglo XIX se fortalece
en Turingia y Sajonia la industrialización de Alemania.
Otros países siguieron un modelo de
industrialización diferente y muy tardía: Italia,
Imperio austrohúngaro, España o Rusia. La
industrialización de éstos se inició
tímidamente en las últimas décadas del
siglo XIX, para terminar mucho después de 1914.

[2] La industrialización que se
originó en Inglaterra y luego se extendió por
toda Europa no sólo tuvo un gran impacto
económico, sino que además generó enormes
transformaciones sociales. Proletariado urbano. Como
consecuencia de la revolución agrícola y
demográfica, se produjo un éxodo masivo de
campesinos hacia las ciudades; el antiguo agricultor se
convirtió en obrero industrial. La ciudad industrial
aumentó su población como consecuencia del
crecimiento natural de sus habitantes y por el arribo de este
nuevo contingente humano. La carencia de habitaciones fue el
primer problema que sufrió esta población
marginada socialmente; debía vivir en espacios reducidos
sin comodidades mínimas y carentes de higiene. A ello se
sumaban jornadas de trabajo, que llegaban a más de
catorce horas diarias, en las que participaban hombres, mujeres
y niños con salarios miserables, y carentes de
protección legal frente a la arbitrariedad de los
dueños de las fábricas o centros de
producción. Este conjunto de males que afectaba al
proletariado urbano se llamó la Cuestión social,
haciendo alusión a las insuficiencias materiales y
espirituales que les afectaban. Burguesía industrial.
Como contraste al proletariado industrial, se fortaleció
el poder económico y social de los grandes empresarios,
afianzando de este modo el sistema económico
capitalista, caracterizado por la propiedad privada de los
medios de producción y la regulación de los
precios por el mercado, de acuerdo con la oferta y la demanda.
En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente
a la aristocracia terrateniente y su situación de
privilegio social se basó fundamentalmente en la fortuna
y no en el origen o la sangre. Avalados por una doctrina que
defendía la libertad económica, los empresarios
obtenían grandes riquezas, no sólo vendiendo y
compitiendo, sino que además pagando bajos salarios por
la fuerza de trabajo aportada por los obreros. Las propuestas
para solucionar el problema social. Frente a la
situación de pobreza y precariedad de los obreros,
surgieron críticas y fórmulas para tratar de
darles solución; por ejemplo, los socialistas
utópicos, que aspiraban a crear una sociedad ideal,
justa y libre de todo tipo de problemas sociales (para algunos,
el comunismo). Otra propuesta fue el socialismo
científico de Karl Marx (1818-1883), que proponía
la revolución proletaria y la abolición de la
propiedad privada (marxismo); también la Iglesia
católica, a través del Papa León XIII, dio
a conocer la Encíclica Rerum Novarum (1891), primera
Encíclica social de la historia, la cual condenaba los
abusos y exigía a los estados la obligación de
proteger a lo más débiles. A continuación,
un fragmento de dicha encíclica: Estos elementos fueron
decisivos para el surgimiento de los movimientos
reivindicativos de los derechos de los trabajadores. Durante el
siglo XX en medio de los procesos de democratización, el
movimiento obrero lograba que se reconocieran los derechos de
los trabajadores y su integración a la
participación social. Otros ejemplos de tendencias que
buscaron soluciones fueron los nacionalismos, así como
también los fascismos en los cuales se consideraban a
los obreros y trabajadores como una parte fundamental en el
desarrollo productivo de la nación, por lo que
debían ser protegidos por el Estado.

[3] Alexandre Gustave Eiffel (1832-1923): fue
un ingeniero francés, especialista en estructuras
metálicas. El apellido Eiffel fue adoptado por uno de
sus antepasados a principios del siglo XVIII, tomado de su
lugar de nacimiento: la región de Eifel, Alemania, ya
que en francés no se podía pronunciar su
verdadero apellido Bönickhausen. No pudo ingresar en la
École Polytechnique y estudió en la École
Centrale de París, en la que se graduó como
Ingeniero en 1855. Poco después empezó a trabajar
en una empresa de equipos para ferrocarriles. En 1867 funda la
consultora y constructora Eiffel et Cie. que adquirió un
gran prestigio internacional en el uso del hierro, construyendo
cientos de importantes estructuras (puentes, grúas,
estaciones, etc.). Con la ayuda del ingeniero belga
Téophile Seyrig, se adjudicó una subasta
internacional para diseñar y construir un viaducto de
160 metros de luz sobre el río Duero, entre Oporto y
Vila Nova de Gaia, Portugal. Su propuesta usaba el
"método de fuerzas", una técnica nueva para
diseñar estructuras, creada por Maxwell en 1846. El
Puente María Pía está constituido por un
doble arco que sostiene la vía única de
ferrocarril por medio de pilares que refuerzan todo el puente.
La construcción fue bastante rápida y estuvo
concluida en menos de dos años (5 de enero de 1876 – 4
de noviembre de 1877). Fue inaugurado por el rey Luis I y la
reina María Pía. El puente se utilizó
hasta 1991 (114 años) y se sustituyó por el nuevo
puente de San Juan. También construyó el viaducto
de Garabit en el río Truyère, que tuvo el arco de
mayor luz de su época (165 m). Y el Puente Colgante
Libertador en Tachira Venezuela Su construcción
más famosa es la Torre Eiffel. Construida entre los
años 1887 y 1889 para la Exposición Universal de
1889 en París, Francia. Esta gran estructura de hierro,
aparte de ser un símbolo parisino, llegaría a
tener varios usos a lo largo de la historia. En plena Segunda
Guerra Mundial se utilizó como antena para que los
aliados pudieran espiar las maniobras del ejército Nazi.
Por otro lado, no es tan sabido que él
diseñó la estructura interna de la Estatua de la
Libertad de Nueva York. Adquirió experiencia en la
construcción diseñando puentes de hierro. Gustave
Eiffel también diseñó La Ruche en
París, que se convertiría, al igual que la Torre
Eiffel, en un punto de referencia de la ciudad. Una estructura
circular de tres pisos que parece una colmena. Se creó
como una construcción temporal para la Gran
Exposición de 1900. En Sudamérica se le atribuye
el diseño de Estación Central de Santiago,
declarada Monumento Nacional mediante el Decreto Supremo
Nº 614 del 29 de junio de 1983, en la categoría
Monumentos Históricos; Diseñó la Terminal
del Ferrocarril de la ciudad de La Paz, Bolivia, actualmente es
la terminal de buses de dicha ciudad. También estuvo a
cargo del diseño de la Catedral de Chiclayo, ubicada en
el norte del Perú, en su plaza de armas. También
atribuye La autoría de la construcción del puente
de fierro en arequipa el ingeniero francés Gustavo
Eiffel, famoso por la Torre Eiffel de París La
reputación de Eiffel sufrió un duro revés
cuando se vio implicado en escándalos financieros en
torno a Fernando de Lesseps. Fue declarado culpable pero
él no estaba involucrado, por lo que su juicio fue
revisado. En sus últimos años empezó a
estudiar aerodinámica. Eiffel murió el 27 de
diciembre de 1923, a la edad de 91 años, en su
mansión de la Rue Rabelais de París, mientras
escuchaba el Andante de la 5a. sinfonía de Beethoven, y
fue enterrado en el cementerio de Levallois-Perret, en la misma
localidad.

[4] Aunque el primer puente suspendido se
construyó en 1740, en Inglaterra, sólo en 1801
James Finley, de Estados Unidos, comprendió todos los
recursos que ofrecía. En Inglaterra, el primer gran
puente suspendido, el Manai Bridge, fue construido en 1815. En
Francia, Marc Seguin construyó, en 1823, el primer
puente suspendido en Tournon, sobre el río
Ródano.

[5] El comité de obras decide proponer
un proyecto base y sacarlo a contrata, para que las
compañías presenten ofertas y modificaciones. La
propuesta del comité fue criticada por considerarse muy
costosa y no poder ejecutarse en el plazo requerido. El tiempo
se agotaba entre concursos fallidos y propuestas inviables, con
lo que la celebración de la exposición peligraba.
Es entonces cuando interviene Joseph Paxton, experimentado
constructor de invernaderos. Paxton había sido jardinero
en Chatsworth, al servicio del Duque de Devonshire. Allí
había experimentado con grandes invernaderos de hierro y
vidrio, por lo que pudo aplicar sus conocimientos al palacio
con resultados asombrosos. Paxton elabora un proyecto y se lo
hace llegar a un miembro del comité. Sin embargo, el
comité ya se encuentra comprometido, por lo que Paxton
se asocia con los contratistas Fox y Henderson y lo presenta a
concurso como una variante del proyecto base. El proyecto de
Paxton fue elegido por varias razones, era la propuesta
más barata y se podía ejecutar
rápidamente. El proyecto conjugaba la resistencia y
durabilidad de la construcción con la facilidad y
rapidez en el montaje. Paxton pudo inspirarse en parte en la
estructura orgánica de la Victoria amazónica, un
género de lirios de agua gigantes, que él
cultivó con éxito.

[6] El Palacio de Cristal británico
causó enorme impresión en los visitantes, que en
su mayoría provenían del resto de Europa. Su
innovador diseño y los efectos visuales de una
construcción de paredes de cristal lo convirtieron en un
símbolo popular de modernidad y civilización,
admirado por unos y denostado por otros. El autor
francés Valery Larbaud escribió una breve
reseña de sus impresiones acerca del palacio. En su obra
¿Qué se puede hacer?, el escritor y
filósofo ruso Nikolai Chernyshevsky abogaba por
transformar la sociedad en un palacio de cristal por medio de
la revolución socialista, elogiando al Palacio como
emblema del triunfo total de la razón humana y alabando
su aspecto casi etéreo. Fiódor Dostoyevski
respondió a Chernysevsky en Memorias del subsuelo.
Dostoyevski afirma que la naturaleza humana "prefiere el caos y
la destrucción antes que la armonía artificial
que simboliza el palacio de cristal". El Palacio (o una
estructura similar) aparecía en la película de
animación Steamboy, y también en la serie de
anime Eikoku Koi Monogatari Emma. El Crystal Palace es la
localización elegida por Jonathan Stroud para el
desenlace del libro de fantasía Ptolemy's Gate. El
escritor italiano Alessandro Baricco mencionaba el Crystal
Palace en su novela Tierras de cristal, mezclando hechos reales
y ficticios. El filósofo alemán Peter Sloterdijk
utiliza el Crystal Palace como una metáfora de la
civilización occidental El peculiar rascacielos Torre
Swiss Re de Londres, diseñado por Norman Foster, es
conocido como The Crystal Phallus (el falo de cristal), en
clara alusión al palacio. La novela Castelli do Rabbia
de Alessandro Baricco tiene entre sus temas el trabajo de
Horeau en torno al Crystal Palace. El final de una de las
tramas del manga Kuroshitsuji (un concurso de curry) tiene
lugar dentro de Crystal Palace, así como la parte
principal de la historia del segundo musical basado en este
manga.

[7] Una vez terminada la Gran
Exposición, el Palacio de Cristal fue utilizado para
eventos similares a lo largo de 60 años, incluyendo
exposiciones coloniales, tecnológicas, y las fiestas por
la coronación del rey Jorge V en 1910. Durante la
Primera Guerra Mundial se usó como centro de
entrenamiento teórico de la Royal Navy, y posteriormente
empezó a caer en desuso, siendo lentamente abandonadas
sus instalaciones, las cuales con el advenimiento de las
modernas escuelas de arquitectura se hacían cada vez
menos impresionantes. En 1936 estalló un incendio que
terminó de destruir el Palacio, sin que se hicieran
esfuerzos posteriores por reconstruirlo.

[8] Erigida en credo en el siglo XX y que
provenía, de hecho, de dos corrientes: la del
estructuralismo gótico (Pugin, Ruskin, William Morris,
Viollet-le-Duc), y la que se enraíza en un pensamiento
racionalista surgido del “Siglo de las Luces”, con
los arquitectos visionarios Ledoux y Boullée. J.-N.-L.
Durand (1760-1834), alumno de Boullée, más tarde
profesor de arquitectura de la Escuela Politécnica de
París, fue el primer teórico del racionalismo en
Francia. Los estructuralistas góticos llegaron a las
conclusiones funcionalistas por una intuición
artística; por el contrario, los racionalistas
desembocarán en ellas por deducción
científica. Para Durand, las formas deben ser
consecuencia de una «lógica de la
construcción» y no de la búsqueda de la
«belleza en si».

[9] “The fertilisation of the
Orchids” (La fertilización de las
orquídeas), 1862; “Insectivorous plants”
(Las plantas insectívoras), 1875; “Climbing
plants” (Plantas trepadoras), 1875; “The Effects of
Cross- and Self-Fertilisation in the Vegetable Kingdom”
(Efectos de la fecundación cruzada y de la
autofecundación en el reino vegetal), 1876, y “The
Differents Form of Flowers on Plants of the Same Species”
(Las diferentes formas de flores en plantas de la misma
especie), 1877 y “The power of movements in Plants”
(La capacidad de movimiento en las plantas), 1880. Estos
trabajos, unidos a los anteriores, constituyen una
aportación muy notable de más de 3.000
páginas en conjunto.

[10] De Dreux, Alfred (1810-1890). Caza del
Ciervo. Óleos sobre tela   3.54 m x 2,72 m.
Francia.  Siglo XIX: En estos dos óleos,
ambientados ambos en el bosque, un ciervo en un caso y un
jabalí en el otro, huyen acosados por una jauría.
 Son escenas de caza mayor con perros, actividad
recreativa propia de los aristócratas europeos,
presentadas por el artista con gran realismo.  El
dinamismo de la acción se expresa en las diagonales
formadas por los animales y los árboles Era común
que se eligieran estos temas para las pinturas destinadas a
 los comedores estableciendo una relación entre la
actividad señorial y los manjares realizados con carnes
de caza. En este caso en particular, es posible que la
composición original haya sido ampliada en el sector
superior para cumplir con los requerimientos del proyecto
decorativo del salón realizado por Georges Hoentschel
(1855-1915). Alfred De Dreux era hijo de un arquitecto, su
primer maestro fue el pintor Théodore Gericault. En el
mundo del arte se lo conoció como el pintor de los
caballos, era un  excelente jinete  y
desarrolló su actividad pictórica entre la
sociedad ecuestre de su época tanto en Francia como en
Inglaterra.

[11] De Dreux, Alfred (1810-1890). Caza del
Jabalí. Óleos sobre tela   3.54 m x
2,72 m. Francia.  Siglo XIX: En estos dos óleos,
ambientados ambos en el bosque, un ciervo en un caso y un
jabalí en el otro, huyen acosados por una jauría.
 Son escenas de caza mayor con perros, actividad
recreativa propia de los aristócratas europeos,
presentadas por el artista con gran realismo.  El
dinamismo de la acción se expresa en las diagonales
formadas por los animales y los árboles Era común
que se eligieran estos temas para las pinturas destinadas a
 los comedores estableciendo una relación entre la
actividad señorial y los manjares realizados con carnes
de caza. En este caso en particular, es posible que la
composición original haya sido ampliada en el sector
superior para cumplir con los requerimientos del proyecto
decorativo del salón realizado por Georges Hoentschel
(1855-1915). Alfred De Dreux era hijo de un arquitecto, su
primer maestro fue el pintor Théodore Gericault.
 En el mundo del arte se lo conoció como el pintor
de los caballos, era un  excelente jinete  y
desarrolló su actividad pictórica entre la
sociedad ecuestre de su época tanto en Francia como en
Inglaterra.

[12] Julio Verne (1828-1905), escritor
francés del género de ciencia ficción y
aventuras. Considerado, junto con H. G. Wells, uno de los
padres de la ciencia ficción, es el segundo autor
más traducido de todos los tiempos, después de
Agatha Christie. Algunas de sus obras han sido adaptadas al
cine. Predijo con gran exactitud en sus relatos
fantásticos la aparición de algunos de los
productos generados por el avance tecnológico del siglo
XX, como la televisión, los helicópteros, los
submarinos o las naves espaciales. Fue condecorado con la
Legión de Honor por sus aportes a la educación y
a la ciencia. El interés por escribir se le da cuando
una maestra le cuenta anécdotas de su marido marinero.
Verne estaba interesado en la poesía y la ciencia.
Leía y coleccionaba artículos científicos,
demostrando una curiosidad casi enfermiza que le duraría
toda la vida. En 1846 regresa del Liceo Real de Nantes con un
alto promedio; probablemente gana un premio de
geografía. En 1848 fue introducido por su tío
Châteaubourg en los círculos literarios, donde
conoció a los Dumas, padre e hijo; el primero
tendrá gran influencia personal y literaria en Verne. En
1849 se recibe de abogado y su padre le permite permanecer en
París. Sigue escribiendo teatro. Su padre quiso que se
dedicara a su carrera de abogacía, pero él no
estaba por la labor y su padre, enfadado con él,
dejó de financiarle. Además, todos sus ahorros
los gastó en libros y pasó largas horas en las
bibliotecas de París queriendo saberlo todo. A Verne
apenas le alcanzaba para comer, lo que le ocasionó
tantos trastornos digestivos (ocasionándole desarreglos
estomacales e incontinencia fecal) como trastornos nerviosos
que acabarían por desfigurarle la cara y
parálisis facial. En 1850, a los 22 años de edad,
escribe una comedia ligera, Las pajas rotas que logra estrenar
en París gracias a Dumas, con modesto éxito. Al
año siguiente publica en la revista ilustrada El museo
de las Familias dos relatos: Martín Paz (una
fantasía inspirada en las pinturas del artista peruano
Ignacio Merino) y Un drama en México (un cuento
histórico inspirado por el Viaje al equinoccio
americano, del naturalista y explorador alemán Alexander
von Humboldt) y varias obras teatrales, libretos para operetas
de moda y novelas cortas. Artículo principal: Viajes
Extraordinarios. En 1859 viaja a Escocia con su amigo Hignard.
Su primera obra de ficción científica es
también la primera novela que escribió,
París en el siglo XX, y una de las pocas que no
publicó en vida —se imprimió en
1994—; Pierre-Jules Hetzel, su editor, rechazó la
novela por el pesimismo que encerraba, pues presagiaba una
sociedad en que la gente vive obsesionada con el dinero y con
los faxes. Julio Verne publicó en 1863 el primero de sus
60 Viajes extraordinarios, Cinco semanas en globo. La serie,
prolongada durante casi 40 años, habría de
incluir entregas de la talla de Viaje al centro de la Tierra
(1864), De la Tierra a la Luna (1865), Los hijos del
capitán Grant (1867). En el año 1869 aparece
publicada en España —antes incluso que en
Francia—, posiblemente debido a la amistad entre Hetzel y
Guimerá —el traductor español de algunas de
sus obras— Veinte mil leguas de viaje submarino (1869) a
la que seguirían La isla misteriosa (1874), La vuelta al
mundo en 80 días (1873), Miguel Strogoff (1876)
—la mejor coartada para quienes le consideran un
reaccionario—, La esfinge de los hielos (1897) o El
soberbio Orinoco (1898). Trabajador infatigable, paralelamente
a sus viajes, cultivó su primera vocación, el
teatro, escribiendo y adaptando algunas piezas para la escena.
En 1863 traba amistad con el aventurero, periodista y
fotógrafo Felix Tournachon. Con él investiga los
adelantos que se les podría hacer a estos aparatos
volantes, los que describe en Cinco semanas en globo. Nadar lo
recomienda a Hetzel, dueño del Magasin
d’Éducation et de Récréation
(’magazín de ilustración y recreo’),
quien le publica la primera entrega del folletín. Debido
al éxito de esta obra el dueño de la revista le
ofrece un contrato por veinte años a veinte mil francos
anuales (una pequeña fortuna para esa época). En
1863, a raíz del éxito de su tercera novela,
viaja a Estados Unidos en un ciclo de conferencias con su
hermano Paul Verne. Dos años después publica la
historia de un viaje a la Luna en dos partes: De la Tierra a la
Luna y Alrededor de la Luna. Uno de los personajes, el
intrépido francés Michel Ardán
—anagrama de Nadar— es un vivo retrato de su
querido amigo. El otro, Impey Barbicane, está basado en
el carácter del presidente estadounidense Abraham
Lincoln, asesinado a principios de ese mismo año.
Existen varios parecidos con el primer verdadero viaje a la
Luna, del Apolo 8 en 1968: en la nave viajan tres astronautas,
Estados Unidos es el promotor y productor de la hazaña,
despegan desde el estado de Florida, escapan de la gravedad
terrestre a 11 km por segundo, requieren de 150 horas de viaje
para llegar a la Luna, no aterrizan allí sino que dan
varias órbitas alrededor y regresan a la Tierra. En 1879
se compró un pequeño yate, el «Saint
Michel», con el que recorre el Mediterráneo. A su
regreso marcha a residir a la ciudad de Amiens. Durante los dos
años siguientes continúa viajando: recorre
Irlanda, Escocia y Noruega (1880) Inglaterra, el Mar del Norte
y el Báltico (1881). Dos años antes de su muerte,
Verne aceptó la presidencia del grupo de esperanto de
Amiens y se comprometió a escribir un libro, en el que
este idioma jugara un papel importante. El libro en
cuestión, La impresionante aventura de la misión
Barsac, no pudo ser terminado por él y cuando se
publicó, se había eliminado toda referencia al
esperanto. El 24 de marzo de 1905, enfermo de diabetes desde
hacía años, Verne murió en su hogar, sita
en el bulevar Longueville 44 (actualmente bulevar Julio Verne).
Fue enterrado en el cementerio de La Madeleine, ubicado al
noroeste de Amiens, en cuya tumba se representa a Verne
emergiendo del sepulcro, obra del escultor Albert Roze. Su hijo
Michel Verne supervisó la publicación de sus
últimas novelas La invasión del mar y El faro del
fin del mundo. La serie Viajes extraordinarios continuó
durante un lapso prolongado al mismo ritmo de dos
volúmenes al año. Posteriormente se
descubrió que Michel había realizado extensos
cambios (El secreto de Wilhelm Storitz, Los náufragos
del Jonathan) o versiones completamente nuevas de estas
historias (El eterno Adán (1910) y La impresionante
aventura de la misión Barsac (1919)), cuyas versiones
originales no se publicaron sino a finales del siglo XX. En
1863, Verne había escrito una novela llamada
París en el siglo XX acerca de un joven que vive en un
mundo de rascacielos de cristal, trenes de alta velocidad,
automóviles de gas, calculadores y una red mundial de
comunicaciones, pero que no puede alcanzar la felicidad y se
dirige a un trágico fin. Hetzel pensó que el
pesimismo de esta novela dañaría la promisoria
carrera de Verne y sugirió que esperase veinte
años para publicarla. Éste puso el manuscrito en
una caja fuerte, donde fue «descubierta» por su
bisnieto en 1989 y publicada en 1994. Fue precursor de la
ciencia ficción y de la moderna novela de aventuras. Fue
un estudioso de la ciencia y la tecnología de su
época, lo que —unido a su gran imaginación
y a su capacidad de anticipación lógica— le
permitió adelantarse a su tiempo, describiendo entre
otras cosas los submarinos (el «Nautilus» del
capitán Nemo, de su famosa Veinte mil leguas de viaje
submarino), el helicóptero (un yate que en la punta de
sus mástiles tiene hélices que lo sostienen, en
Robur el conquistador). Sus personajes siempre fueron
héroes, hombres buenos en la escala social. Frente al
Verne conservador impuesto por su editor Hetzel y por su
educación como hijo de un abogado católico y de
un tiempo en que el antiguo régimen se tambalea, no es
de extrañar su inicial defensa del statu quo, postura
que con el tiempo se irá atemperando hasta dar paso a
concepciones radicalmente opuestas a las sugeridas en sus
primeras páginas, merced a sus contactos con
círculos socialistas y anarquistas. El Verne
filorevolucionario se deja ver en una de sus obras menos
difundidas, quizás por su simpatía por la causa
revolucionaria, Matías Sandorf (1885), donde narra la
experiencia de un rebelde ante la tiranía
austrohúngara. La pluma de Verne presenta rasgos de
innovación, con ideas frescas y héroes
progresistas que sueñan con descubrir nuevos mundos y
llegar a donde nadie ha llegado en beneficio de la humanidad,
desde los polos en Las aventuras del capitán Hatteras,
el centro de la Tierra (Viaje al centro de la tierra) e incluso
hasta la Luna (De la Tierra a la Luna). Verne comienza a
escribir de una manera más seria, con héroes
más humanos (Strogoff, Sinclair, Fogg), siendo capaz de
escribir su mayor éxito literario en una novela llena de
vida como La vuelta al mundo en 80 días, pero
también parece que algunas ideas se agotan retomando las
anteriores (El país de las pieles) e incluso
llevándolo a escribir (quizá por presión
de sus editores) obras no del todo propias (Los quinientos
millones de la begún). Los problemas en la vida del
autor (su nunca feliz matrimonio, la enfermedad de su sobrino,
su mala relación con su hijo) llevan a un Verne cansado,
a escribir relatos fríos y sombríos, cambiando su
idea de que el ser humano iba a progresar con base en la
ciencia a una donde ve a los seres humanos consumidos por ella
y por el capitalismo, como en El eterno Adán, criticando
fuertemente el imperialismo (La impresionante aventura de la
misión Barsac) y llegando incluso a exponer fuertemente
sus ideas políticas en Los náufragos del
Jonathan, se dio tiempo también de reflejar su
desencanto por las riquezas de nueva cuenta en El volcán
de oro. En este periodo tiene su inclusión más de
lleno en la ciencia ficción con El secreto de Wilhelm
Storitz, y también tiene tiempo de escribir agradables
continuaciones de sus historias El secreto de Maston y las de
otros autores La esfinge de los hielos, continuación de
Las aventuras de Arthur Gordon Pym de Edgar Allan Poe. Aunque
muchos consideran a Julio Verne como el padre de la ciencia
ficción, realmente Verne nunca quiso escribir en este
género, más bien Verne era un escritor de
literatura científica, que deseaba acercar los
conocimientos recién descubiertos a la juventud; sin
embargo, ese conocimiento lo llevó a anticipar muchos de
los inventos que asombrarían al mundo
posteriormente.

[13] Hobsbawm, Eric. La Era del Imperio:
1875-1914. Crítica, Grupo Editorial Planeta. Buenos
Aires. 1987. (pps. 89-90).

[14] Baccino de Ponce León,
Napoleón. Aarón Anchorena. Una vida privilegiada.
Sudamericana. Buenos Aires. 1999. (Citado por Andrés
Carretero. Vida cotidiana en Buenos Aires. Tomo III
(1918-1970). Editorial Planeta. Buenos Aires. 2000).

[15] Este es el listado de novelas llevadas
al cine: Viaje a la luna de 1902, dirigida por Georges
Méliès. La isla misteriosa de 1951, dirigida por
Spencer Gordon Benet y protagonizada por Richard Crane. 20.000
leguas de viaje submarino de 1954, dirigida por Richard
Fleischer con Kirk Douglas en el papel de Ned y James Mason
como el capitán Nemo. Miguel Strogoff de 1956, dirigida
por Carmine Gallone y con Curd Jurgens como Miguel Strogoff. La
vuelta al mundo en 80 días de 1956, dirigida por Michael
Anderson con David Niven como Phileas Fogg y Cantinflas como
Picaporte. De la Tierra a la Luna de 1958, dirigida por Byron
Haskin con Joseph Cotten, Debra Paget y George Sanders. Viaje
al centro de la Tierra de 1959, dirigida por Henry Levin y
protagonizada por James Mason. Dueño del mundo de 1961,
dirigida por William Witney y protagonizada por Vincent Price.
La isla misteriosa de 1961, dirigida por Cy Endfield con
Michael Craig como protagonista. Los hijos del capitán
Grant de 1962, dirigida por Robert Stevenson y con Maurice
Chevalier, George Sanders y Hayley Mills como protagonistas.
Cinco semanas en globo de 1962, dirigida por Irwin Allen con
Red Buttons. La luz del fin del mundo de 1971, dirigida por
Kevin Billington e interpretada por Kirk Douglas, Yul Brynner y
Fernando Rey. 20.000 leguas de viaje submarino de 1997,
dirigida por Rod Hardy e interpretada por Michael Caine, Bryan
Brown, Patrick Dempsey y Mía Sara. La vuelta al mundo en
80 días de 2004, dirigida por Frank Coraci, producida
por Disney con Jackie Chan. La isla misteriosa de Julio Verne
de 2005, dirigida por Russell Mulcahy e interpretada por Kyle
MacLachlan, Patrick Stewart y Gabrielle Anwar. Viaje al Centro
de la Tierra de 2008, dirigida por Eric Brevig e interpretada
por Brendan Fraser, Josh Hutcherson y Anita Briem. La isla
Misteriosa de 2012, dirigida por Brad Peyton y protagonizada
por Dwayne Johnson, Josh Hutcherson y Vanessa Hudgens.

[16] En 1870, Ferdinand de Lesseps, en la
cúspide de la fama por la reciente inauguración
del Canal de Suez, llevado de su entusiasmo por la obra
verniana, había pedido para Verne la
condecoración de caballero de Legión de Honor, la
cual recibe finalmente en 1892. Desde la difusión de su
obra, se pueden contar por cientos la lista de personajes
célebres que, de una manera u otra, han reconocido la
impronta que la obra de Verne dejó en sus vidas (por
ejemplo, Yuri Gagarin dijo: «Fue Julio Verne quien me
decidió a la astronáutica»). La
Unión Soviética rindió homenaje al
escritor al dar el nombre de Verne a una de las montañas
de la faz oculta de la Luna. En honor a este escritor, la
Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó el domingo 9 de
marzo de 2008 desde el puerto espacial de Kourou (Guayana
Francesa), con el cohete Ariane 5, un carguero espacial con su
nombre (Jules Verne), un cilindro de 4.5 metros de
diámetro y 9.8 metros de altura y con un peso de una
veintena de toneladas con destino a la Estación Espacial
Internacional (ISS). La universidad pública de la
región Picardía, en donde habitó durante
más de 25 años, recibió su nombre como
homenaje en 1991.

Partes: 1, 2
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